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El pasado 25 de marzo de 2021 hemos celebrado un aniversario más de la fundación de nuestro Instituto – y de toda la Familia Religiosa –, se cumple también el 25º aniversario de la promulgación de la exhortación apostólica post sinodal “Vita consecrata”, del Papa San Juan Pablo II, sobre la vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo. El Papa Magno promulgaba dicho documento como conclusión de la asamblea del Sínodo de los Obispos dedicada a la Vida consagrada que se había tenido en octubre del año 1994, es decir, algo más de un año antes.

Todos sabemos el inmenso bien que este preclaro documento hizo en la Iglesia y en nuestra naciente Familia Religiosa. Más aun teniendo en cuenta que San Juan Pablo II fue fuente inspiradora de nuestros Institutos: de hecho, uno de los motivos por los cuales es “padre” y es “patrono” de nuestra Familia Religiosa es por cómo nos ha marcado su profundo y extenso magisterio. Por sólo dar dos ejemplos, muchas de las frases de nuestra fórmula de profesión de votos – especialmente aquellas de hondo contenido teológico – están tomadas de este documento: frases que indican realidades que pertenecen a nuestro carisma propio. Y además en nuestro derecho propio fueron incorporadas casi un centenar de citaciones de Vita consecrata.

Por eso, y para profundizar en este admirable documento, en muchas Provincias y Casas del Instituto se dedicará un año al estudio y profundización de la exhortación apostólica. Con la ayuda generosa de algunos misioneros, todos los meses se grabarán videos sobre las líneas fundamentales de dicho documento, que estarán disponibles para todos en este Blog, siguiendo como guía principal el texto del Padre Ángel Pardilla: “Vita consacrata per il nuovo millenio. Concordanze, fonti e linee maestre dell’esortazione apostolica Vita Consecrata”.

Y todo con un marcado tinte eucarístico, ya que la Santísima Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia y por lo tanto de la vida consagrada en la Iglesia, como reafirma con gran profundidad y de manera extensa el mismo San Juan Pablo II en Vita consecrata, y como dicen claramente nuestras Constituciones y nuestro Directorio de espiritualidad.

Estamos seguros de que el estudio y profundización de este texto, que toca tan profundamente nuestro propio carisma, nuestro propio modo de vida dentro de la Iglesia y nuestro propio modo de apostolado.

Encomendamos, ciertamente, a nuestra queridísima Madre de Luján, para este año de estudio sea de grandes frutos para cada miembro y de este modo a nuestra Familia Religiosa y a la Iglesia.